Hoy es uno de esos días en los que vuelves a
creer en el ser humano. Vuelve a nuestras vidas la compasión y la empatía. No
debiera ser noticia, pero por desgracia, son valores escasos en nuestros días.
Ayer estuvimos realizando en clase una lluvia
de ideas sobre la construcción de una maqueta de cada uno de los cinco picos
más altos de España. Casi todos los grupos querían hacer la maqueta del Teide.
Unos, porque querían experimentar e incluir lava. Otros, porque era el más
alto. El resto simplemente lo querían porque era deseado por los demás…
Decidimos que lo mejor sería hacer un sorteo,
a pesar de que había un equipo que ya había soñado con hacerlo, había traído su
boceto, su forma de hacerlo e incluso materiales. Hicimos el sorteo y como era
de esperar, el equipo que tenía preparado más sobre el Teide, no fue el
afortunado. Los miembros del equipo se conformaron pero pasó algo inesperado…
Al salir de la clase una niña del equipo del
Teide le dijo a otro niño que no le importaba dejarle el Teide, ya que sabía
que les hacía ilusión. Yo que estaba
escuchando, le dije que lo consultara antes con su equipo, no podía tomar ella
sola esa decisión.
A la mañana siguiente, lo consultó con sus
compañeros y estuvieron de acuerdo en cambiarles “el pico más alto”.
- ¿Os
dais cuenta de lo que ha ocurrido? – les pregunté.
La clase entera estalló en un aplauso. Todos
miraban con admiración al grupo que altruistamente se desprendió de aquello que
querían, para hacer felices a otros compañeros.
No hay montaña suficientemente alta... on PhotoPeach
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